sábado, 22 de octubre de 2011


LOS EVANGÉLICOS SALVADOREÑOS EN  LA GUERRA CIVIL. 1980* 1992

COMIENZA GUERRA CIVIL  EN EL SALVADOR. 1979- 1992
Vi me reloj. Eran las 7 P:M. Me admiré que en la ciudad de San José, Costa Rica, el tránsito era normal- Las luces de la ciudad encendían por todos lados. La gente transitaba sin apresuramiento, ni rostros asustados. Recién había llegado al aeropuerto Santamaría, procedente de San Salvador para tomar un descanso de 15 días. Debido al stress del pastorado me había agotado mentalmente así que visité al médico y él me dijo: “vivir en El Salvador es una pesadilla”.
 Desde el 15 de Octubre de 1979, cuando cayó el gobierno del general Romero, a causa de un golpe de estado, nuestro pulgarcito de América había sufrido convulsiones políticas de las cuales estoy seguro el lector esta enterado por la prensa internacional. La iglesia evangélica se ha visto envuelta en las diferentes situaciones que se han dado como peregrinos que somos los cristianos en todas las naciones del mundo. He aquí una experiencia en el comienzo de la guerra civil salvadoreña:
 San Pedro Nonualco es mi ciudad natal. A 60 kilómetros San Salvador. Había tomado 3 días para compartir con mi madre viuda. La situación política era confusa y tensa. De regreso a la capital viajé en el vehículo de mi hermano, dejando mi escarabajo viejito  en cas de mi madre en el pueblo natal. Primera vez que dejaba el vehículo. En la noche y la madrugada del día siguiente hubo disturbios en todo el país: habían atacado a los cuarteles. La radio había sido tomado por los rebeldes. Era la anunciada ofensiva fina. Después le nombraron general los rebeldes. Dormí en casa de mi hermano Rolando y en la mañana sorprendido hable por teléfono a una casa vecina de la iglesia para saber como estaba en Mejicanos, ciudad satélite de la capital. Una voz asustada me contesto: “ No se vaya a asomar pues estamos acostados en el suelo para evitar que nos caigan las balas… oiga las ametralladoras… pum, pum…taca…taca…pum… se podía oir en teléfono el enfrentamiento. ¿No las oye?. Efectivamente los hermanos me contaron que estaban desvelados pues toda la noche había sido de bombas y ametralladoras.

Ese día domingo 9 de Enero de 1981 estaba programado un ayuno en la iglesia ubicada en calle principal de la colonia España, Mejicanos. El ayuno comenzaría a las cinco de la mañana. Los guerrilleros llegaron donde estaba el templo y instigaron a los pobladores a salir a las calles y luchar a favor de ellos contra el gobierno de turno. La gente no respondió por miedo al ejército. Entonces fueron por las casa forzando a las personas que tuvieran vehículo a ubicarlo enfrente del templo para formar la barricada. Como en el templo no vive nadie, ellos forzaron la puerta a balazos, abrieron el templo sacaron las bancas para formar la barricada. Cuando llegó el ejército se dio el enfrentamiento y hallamos el templo perforado, candelas quebradas e impactos de bala en las paredes. Hubo varios muertos; sin embargo de los creyentes todos estaban salvos. Lo único que asustados y desvelados.

Vi la mano de Dios pues El me guió a no traer mi Volkswagen a San Salvador. Si lo hubiera traidor, me hubiera encontrado en la iglesia, donde soy pastor, para comenzar el ayuno. Era la hora que se dio el enfrentamiento. Solo Dios sabe lo que me hubiera sucedido.

Esto era solo el comienzo de la guerra civil que comenzaba en El Salvador. Después vendría: Los dos puentes principales sobre el rio Lempa destruidos, Las ciudades de oriente del país acosadas por los alzados en armas. La muerte de Monseñor Romero, La muerte de los Jesuitas en la UCA , Culminando con la toma de la capital en 1979 y los acuerdos de Paz en Chapultepec en 1992 Una larga pesadilla de doce años para los salvadoreños. No queremos que se  repita. ¡Que se establezca la democracia plena¡


DECADA DE LOS OCHENTA
Es la década de la Guerra. Comienza el conflicto.  El país se estremece. Viene el hay, aflicción, congoja. los ricos lloran con la reforma agraria. Las haciendas se forman en cooperativas. 
Lo que podría creerse es derrota para la iglesia evangélica se convierte en triunfo . Los humanos en el sufrimiento buscan a Dios.  En el mes de abril de 1980 llega hacer campaña evangelistica  en el estadio Flor Blanca en San salvadoreño evangelista colombiano Carlos iménez. La avioneta parlante piloteado por Miguel Hno. evangelizo 157 pueblos ,    Hno. Jorge Racckee, evangelista puertorriqueño hace campaña en el Flor Blanca y el estadio se llena, quedando gente afuera, Nunca se había visto en El Salvador      En Hay muchas conversiones. Para 1984 Hay 85,000 miembros  y 837 iglesias.
El evangelista Jimy Swaggart dona para la construcción de un templo en la residencial San Benito . El objeto es llegar a la clase media. El Centro Evangelístico bajo el liderazgo de Hno. Juan Bueno funda el templo Cristiano. Templo con capacidad de 1500 gentes sentadas.
Con la visión de llegar a la clase media se funda la iglesia “JOSUE” en la Colonia Escalón . Los hermanos Bojorrquez se entregan a esta noble visión logrando su objetivo, no solo en San Salvador, sino en las principales ciudades de del país: Santa Ana, San miguel, Sonsonate.
DECADA DE LOS NOVENTA.
Se firman los acuerdos de Paz  entre los alzados en armas y el gobierno.  Se entra al periodo de la post guerra.
Los creyentes sufren : los templos son saqueados por los ladrones. Se llevan ofrendas aparatos de sonido y golpean físicamente .
                                                                                                                                                                                                   
El crecimiento del tiempo de la guerra parece consolidarse.  Las iglesias llegan a 1200.   Se recuperan las iglesias desaparecidad  por causa del conflicto.
El ministerio de Castillo del Rey,  dedicado al evangisísmo infanto juvenil,  se extiende por todo el país bendiciendo a las almas,  Los hijos de los pastores son atendidos.
En  San Salvador se cuentas 5 iglesias gigantes con unos 1500 miembros cada una.

CUARTELES PARA LA PAZ: LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS.
El primer pecado de la humanidad fuera del huerto del edén fue el fratricidio: Caín   mató a  Abel  por  motivos  religiosos.  Desde  entonces  la guerra entre  hermanos  ha sido  parte de la historia de los  hombres  sobre  el  planeta tierra.
A Hernán Cortés  le fue fácil  vencer el imperio Azteca con pocos hombres,  gracias a que los mismos indios se le unieron en la causa, pues ellos tenían  guerras internas.  Igual  le  pasó  a  Pedro  de Alvarado  al  conquistar  Cuscatlán.
“El Hombre es el lobo del hombre”. La maldad está en su corazón.  Potencialmente el niño al nacer tiene la inclinación a la maldad.  Esto debido al pecado de Adán y Eva en el huerto  del Edén.  Pero no es que el niño al nacer venga con pecado.  Podemos recordar  nuestro  primer robo  o  mentira  en  nuestra  infancia.
Después de las guerras viene un nuevo orden, gracias a Dios, en El Salvador después de doce años de guerra, vemos  un horizonte de tranquilidad política.  Dios conceda que lleguemos al  año  2000 con  completa  tranquilidad y paz en el  país.
Aún con esta paz debemos advertir acerca de la guerra espiritual que libran todos los salvadoreños:  la guerra contra las huestes satánicas, la guerra contra el mal.  Para salir victorioso en esta área todo salvadoreño debe tener como aliado a Jesucristo.  Si todo ciudadano tiene a Jesucristo en su vida, tendremos una mejor sociedad.  “ Yo he venido para  que  tengan vida, y para que la tengan en abundancia ”,  “ la  paz  os  dejo,    paz os doy;   yo no la doy como el mundo  la da”.
Los  diez  mandamientos que  aprendimos  de  memoria en nuestra infancia son reglas de conducta  aplicables a cualquier sociedad del planeta tierra.  En cuanto se practiquen estas  reglas de conducta,  tendremos una mejor sociedad Jesucristo reconoció su  valor: Cuarteles de Paz:
    Las Iglesias “no  penséis  que me he venido  a  abrogar, sino a cumplir”;  los principios espirituales que Jesús  enseño en  “el Sermón del Monte” son aplicables a toda persona.
La violencia de la guerra ha tomado curso en  otros  sentidos;  ladronísmo,  drogadicción.  Gracias a Dios que en tiempos de guerra como de paz están abiertas las puertas de los cuarteles espirituales para combatir la maldad; las iglesias evangélicas donde se predica a Jesucristo como el  dador de la paz que todos los salvadoreños necesitamos  “ la paz os dejo, mí paz os doy”  hay unos 100,000 grupos evangélicos (iglesias, locales o puntos de predicación), nuestro país.  Pregunte en su comunidad por los  “creyentes”,  “hermanos”  o  “ evangélicos”  y  le  darán   razón de algún grupo cerca de su casa.
Los pueblos no sólo necesitan alimentos para saciar su hambre.  Es importante también llenar  el  alma  y  su  espíritu.   Y no hay mejor alimento que  la  Palabra de  Dios:  La Biblia.  Que en cada hogar salvadoreño se encuentre el libro de los libros:   la Biblia.  En ella  encontraremos   sabiduría   para   conducir  nuestro  hogar   y  nuestra  nación   en paz.
  
Editorial de La Prensa Gráfica






GUERRA CIVIL EN EL SALVADOR. 1980- 1992
“. . . Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra;más a ti no llegará. . .” Salmo 91:7
En el año de 1981 estaba estudiando el primer año en el Instituto Bíblico Bethel anexo al Centro Evangelístico y pensé que en vacaciones de Semana Santa podría ir a visitar a mi familia a Villa El Rosario, departamento de Morazán. Antes de ir a mi casa donde mi familia, fui a un campamento Juvenil, que celebraban los jóvenes del Centro Evangelístico en “El Bosque”, La Libertad. Estuve con ellos hasta el día miércoles (esto me sirvió de preparación para soportar lo que me iba a suceder).
El día jueves santo 16 de abril de 1981 salí de San Salvador hacia El Rosario (mi pueblo natal). Llegué a San Francisco Gotera y me di cuenta que no iban a correr los buses hacia el Norte de Morazán, entonces tuve que abordar un pick up para viajar; en el mismo vehículo se subieron unos hermanos de la Iglesia El Rosario y también unos soldados miembros de la Defensa Civil, cuando ibamos entre Osicala y Gualococti, a la altura del Cantón San Lucas, fuimos ametrallados todos los que ibamos en el vehículo. La gente comenzó a gritar de la angustia; al ver que el tiroteo era seguido decidí tirarme del vehículo, que ya iba a gran velocidad, porque las balas me caían cerca, caí en medio de la carretera y di otro salto para
cubrirme en la cuneta. Allí, acostado en la cuneta, me puse a cuentas con Dios para esperar cualquier cosa que sucediera, también le di gracias a Dios por haberme librado de la tormenta de balas y estar ileso.
Mi  primer impulso fue irme arrastrando por el monte y huir del peligro en que me encontraba; pero sentí de Dios quedarme acostado, quieto. Al momento de estar allí, vi que venían avanzando unos jóvenes con sus fusiles listos para disparar; entonces les grité: ¡No disparen!, ¡No tengo arma!, ¡Soy Civil!, ellos al oír mi voz me dijeron que me rindiera y que saliera con las manos en alto, obedecí su orden y salí hacia la calle con las manos levanta-das. Al acercarse me iban a disparar. Me registraron, me ataron con las manos atrás y me llevaron a una finca donde comenzaron a interrogarme; un joven tomaba nota de lo que les contestaba para informarle a su comandante. A las seis de la tarde decidieron enviarme al campamento donde estaba el jefe de esa zona.
Comenzamos a subir el volcán Nahuaterique, unos guerrilleros iban adelante y otros detrás de mi, estaba oscureciendo y por ratos me daban deseos de correrme pero tenía miedo a que dispararan y me mataran. Seguimos caminando hasta llegar a la cumbre del volcán donde se encontraba el jefe. Llegamos como a las diez de la noche. Me presentaron con el comandante quien comenzó a interrogarme minuciosamente acerca de mi familia y de todo lo que había hecho durante mi vida. Después del interrogatorio me enviaron a otro campamento donde iba a pasar la noche. Me señalaron para dormir un poco de ceniza de
una casa quemada. Hacía frío, estábamos a una altura entre 1,500 a 2,000 metros sobre el nivel del mar, abundaban los zancudos; pero me mantenía inmóvil por las instrucciones que me habían dado: si hacía algún intento de correrme dispararían a matar. ¡¡Esa noche fue larga, no pude dormir, la pasé en oración constante!!
Al despertar el alba del día viernes me ubiqué donde estaba, desde la altura en que nos encontrábamos se podían observar varias poblaciones del norte de Morazán tales como: Osicala, Meanguera, Jocoaitique, Perquín, Joateca, Arambala, San Fernando, Torola, San Isidro, San Simón, Guatecocti y mi suspirada VILLA EL ROSARIO. Los muchachos que me cuidaban me dieron desayuno del mismo que ellos comían, y comenzaron a llegar bastantes guerrilleros para entrevistarme.
Preocupado por la noticia que le podían dar a mi familia, pedí que les avisaran que me encontraba bien; pero me contestaron que no era necesario avisar porque en la tarde me iban a trasladar a mi lugar de origen. ¡Gracias a Dios! Al llegar la tarde, me trasladaron a otro
campamento donde estaban formando los pelotones que iban para San Miguel y para el norte de Morazán. Les pregunté: ¿Con quienes me voy a ir?, me contestaron que no me podían mandar con ninguno de ellos porque iban en una misión muy peligrosa. Tuve que quedarme a dormir en ese otro campamento, una jovencita me dio su hamaca y su colcha y ella se fue a dormir a la clínica. Esta noche dormí bajo techo en una casa grande donde también dormían varios guerrilleros, unos en hamacas y otros en el suelo. Este campamento
era grande porque tenía: un buen equipo de cocina, clínica y una oficina donde guardaban documentos y donde también llegaban periodistas extranjeros a reportarse. Tuve la opor-tunidad de platicar con unos periodistas europeos que me contaron que llevaban filmado lo que había sucedido en Villa El Rosario, cuando los guerrilleros habían vencido al ejército que allí se encontraba.
Por la tarde este día sábado vi que se estaban formando los que iban para mi pueblo y le fui a preguntar al Comandante si me iba a ir con ellos, me dijo que si, que alistara mis perte-nencias; fui a pedir lo que me habían decomisado en la captura y me lo entregaron; en ese momento avisaron por radio a El Rosario, que nosotros llegaríamos a media noche. (En ese tiempo en otros lugares del país había Ley Marcial). A las seis de la tarde iniciamos la marcha, pasamos cerca de Osicala, bajamos al río Torola, después pasamos por el Cantón Ojos de Aguay como a las once de la noche ibamos llegando a la Villa El Rosario ¡Gloria a Dios!.
Cuando entramos a Villa El Rosario, había un total silencio y la luna se veía hermosamente clara. Y pude observar que en todos los corredores de las casas habían grupos de mucha-hos durmiendo. Llegamos hasta el puesto de salud donde se encontraba el que dirigía a
os combatientes y me presenté con él. Me tomó algunas declaraciones y me concedió el permiso de irme para mi casa.
Cuando llegué a mi casa, toqué la puerta y nadie me la abría, parecía que todos estaban dormidos. Volví a tocar más fuerte y les hablé, entonces mi papá abrió un poco una ventana; al conocerme fue abrir la puerta y al momento se levantaron todos mis familiares. Dimos gracias a Dios porque estaba vivo, ya que la noticia que a ellos les había llegado era que el jueves por la tarde me habían matado. Buscaron confirmación y toda la gente aseguraba que me habían matado porque solamente habían encontrado el maletín en que llevaba mis cosas. Otras personas decían que a la orilla de la calle las aves de rapiña se estaban comiendo mi cuerpo, (todo esto era lo que se rumoraba acerca de mi).
Amaneció el domingo y desde la mañana estuve en el templo con los hermanos lo mismo hicimos el día lunes, y a mediodía el Espíritu Santo habló por medio de los hermanos, una hablaba en lenguas y otra interpretaba diciendo:
1- Que debíamos abandonar ese lugar porqué venían momentos peligrosos.
2- Que cuando saliéramos no sacáramos bienes materiales sino solamente otra ropa para cambiarnos.
Después de oír el Mensaje, empezamos a organizarnos, acerca de la hora de la salida y hacia donde íbamos a ir y decidimos reunirnos frente al templo a las dos de la tarde para salir rumbo a San Simón. La gente que no era Cristiana empezó a reunirse también para salir con nosotros, luego fuimos a sacar de sus casas a los ancianos y enfermos que no podían caminar y los acomodamos en las hamacas. Cuando toda la gente del pueblo estuvo reunida,
oramos y salimos para la población de San Simón a las seis de la tarde, nos reunimos en la plaza pública e hicimos un Culto, se predicó por el parlante que llevábamos. Después buscamos los corredores de las casas que estuvieran desocupadas para dormir, esa noche me tocó dormir en el patio de la Alcaldía Municipal debajo de una banca, para que no me cayera
sereno.
El martes 21 anduvimos Evangelizando en San Simón. Todos los hermanos de la Iglesia bus-camos una casa grande para vivir y nos organizábamos diariamente en tres grupos; como resultado de todo esto se dejó una Iglesia establecida, quedando una hermana que veían con nosotros como Pastora, Hna. Victoria. Después regresé a la Capital a seguir estudiando en el IBBACE y con la experiencia que tuve puedo decir:“¡ El Angel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende!” (Salmo 34:7).
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemaras, ni la llama arderá en ti”. (Isaias 43:2)
Cuando regresé al Instituto, mis compañeros me entregaron una ofrenda que ya habían recogido para ayudarle a mi familia en los funerales porque les notificaron que había muerto.
Hoy solamente me que da decirle a mis hermanos ¡Gracias hermanos por la ofrenda de mis funerales!








MONSEÑOR ROMERO  EN LA GUERRA CIVIL SALVADOREÑA
 En 1977 quedé admirado por el cambio de actitud de la iglesia Católica hacia los problemas políticos de la época. El principal vocero desde Catedral Metropolitana criticaba la política del gobierno. En una homilía que le oí por casualidad decía: “No se admiren: El capitalismo también es ateo”
El poema de Rubén Darío Cantos de Esperanza vino a mi mente:
Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste/Un soplo milenario trae amagos de peste/Se asesinan los hombres en el Istmo Este.
Los tambores de Guerra se oían en Centroamérica. La Guerra venía. Se avecinaban 12 años de amarga guerra civil en El Salvador.
Por décadas la iglesia Católica había caminado del brazo con los gobiernos militares. En las tomas de posesión presidenciales eran los primeros en brindar por el bienestar del pueblo bajo el regímenes militares junto a la religión oficial.
Me gustaba leer los editorial de Monseñor en La Prensa Gráfica . El Espíritu santo me inspiró a  escribirle. La porción que se me vino a la mente fue 1 de Reyes 22,23, donde la Biblia habla del hallazgo del libro de la Ley en el reinado de Josías y como este rey emprendió la reforma religiosa que eliminaba los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas e imágenes fundidas. Recuerdo que le escribí a Monseñor instándoles a promover la lectura de la Biblia en su iglesia  Y como resultado tendría una reforma en sus fieles. Yo le invitaba a monseñor a Leer la porción y que viera el cambio que había tenido el pueblo al leer la Palabra de Dios. También le cuestionaba por el cambio de giro de su mensaje desde el púlpito. Le pregunté porque en el pasado no cuestionaban a los gobiernos anteriores por el maltrato de los gobiernos a los pueblos .Por allí iba el tono de mi carta.
Para sorpresa mía, cuando vivía en Zacamil recibí una carta y el remitente no tenía nombre pero decía Catedral Metropolitana. Cuando escribí mi carta a Monseñor no creí tener respuesta, pues pensé que Monseñor diría : “es un protestante loco”, si acaso tomaba tiempo para leerla. Si me contestaba pensé que sería para regañarme por haberme cambiado de la santa Madre Iglesia.
En su contestación Oscar Arnulfo Romero me decía: Que le había parecido interesante mi carta y que en vez de poner atención a las cosas que nos desunía entre católicos y protestantes debíamos poner más cuidado en nuestras creencias en común. Trabajar en las cosas que nos unían y no en las que nos desunían. Todo un mensaje. El curso de la iglesia Católica había cambiado de rumbo en tratar a los “hermanos separados”. La Teología de la Liberación y otras corrientes teológicas habían cambiado la teología católica.
He visitado el Arzobispado para tener una copia de esta interesante relación epistolar, sin conseguirla aún, con este notable salvadoreño cuya esfinge se eleva en una iglesia protestante inglesa – NO CATÓLICA- como una de los 10 mártires del cristianismo del siglo XX. Se mundializó. En proceso De canonización de Monseñor Romero está en proceso.
Milagrosamente halle la carta enviada a Monseñor Romero 2011





CUARTELES PARA LA PAZ: LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS
El primer pecado de la humanidad fuera del huerto del edén fue el fratricidio: Caín   mató a  Abel  por  motivos  religiosos.  Desde  entonces  la guerra entre  hermanos  ha sido  parte de la historia de los  hombres  sobre  el  planeta tierra.
A Hernán Cortés  le fue fácil  vencer el imperio Azteca con pocos hombres,  gracias a que los mismos indios se le unieron en la causa, pues ellos tenían  guerras internas.  Igual  le  pasó  a  Pedro  de Alvarado  al  conquistar  Cuscatlán.
“El Hombre es el lobo del hombre”. La maldad está en su corazón.  Potencialmente el niño al nacer tiene la inclinación a la maldad.  Esto debido al pecado de Adán y Eva en el huerto  del Edén.  Pero no es que el niño al nacer venga con pecado.  Podemos recordar  nuestro  primer  robo  o  mentira  en  nuestra  infancia.
Después de las guerras viene un nuevo orden, gracias a Dios, en El Salvador después de doce años de guerra, vemos  un horizonte de tranquilidad política.  Dios conceda que lleguemos al  año  2000 con  completa  tranquilidad y paz en el  país.
Aún con esta paz debemos advertir acerca de la guerra espiritual que libran todos los salvadoreños:  la guerra contra las huestes satánicas, la guerra contra el mal.  Para salir victorioso en esta área todo salvadoreño debe tener como aliado a Jesucristo.  Si todo ciudadano tiene a Jesucristo en su vida, tendremos una mejor sociedad.  “ Yo he venido para  que  tengan vida, y para que la tengan en abundancia ”,  “ la  paz  os  dejo,    paz os doy;   yo no la doy como el mundo  la da”.
Los  diez  mandamientos que  aprendimos  de  memoria en nuestra infancia son reglas de conducta  aplicables a cualquier sociedad del planeta tierra.  En cuanto se practiquen estas  reglas de conducta,  tendremos una mejor sociedad Jesucristo reconoció su  valor: Cuarteles de Paz:
    Las Iglesias “no  penséis  que me he venido  a  abrogar, sino a cumplir”;  los principios espirituales que Jesús  enseño en  “el Sermón del Monte” son aplicables a toda persona.La violencia de la guerra ha tomado curso en  otros  sentidos;  ladronísmo,  drogadicción. 
Gracias a Dios que en tiempos de guerra como de paz están abiertas las puertas de los cuarteles espirituales para combatir la maldad; las iglesias evangélicas donde se predica a Jesucristo como el  dador de la paz que todos los salvadoreños necesitamos  “ la paz os dejo, mí paz os doy”  hay unos 100,000 grupos evangélicos (iglesias, locales o puntos de predicación), nuestro país.  Pregunte en su comunidad por los  “creyentes”,  “hermanos”  o  “ evangélicos”  y  le  darán   razón de algún grupo cerca de su casa.
Los pueblos no sólo necesitan alimentos para saciar su hambre.  Es importante también llenar  el  alma  y  su  espíritu.   Y no hay mejor alimento que  la  Palabra de  Dios:  La Biblia.  Que en cada hogar salvadoreño se encuentre el libro de los libros:   la Biblia.  En ella  encontraremos   sabiduría   para   conducir  nuestro  hogar   y  nuestra  nación   en paz.
EDITORIAL DE LA PRENSA GRÁFICA. EB.

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