MOVIMIENTO PENTECOSTAL MODERNO EN
EL SALVADOR Y EL MUNDO.
1900- 2012
1 ORIGEN
DE LAS ASAMBLEAS DE DIOS. 1914. USA.
2 NACEN LAS ASAMBLEAS DE DIOS
DE EL SALVADOR 3 HABLAN EN OTRAS LENGUAS: GLOSOLALIA
El
origen del movimiento pentecostal moderno no se puede atribuir a persona
determinada alguna, pues existen evidencias de derramamientos simultáneos del
Espíritu Santo en lugares diferentes.
Los
pentecostales recordamos la noche de la víspera del año nuevo de 1900 como una
de las fechas claves de nuestra historia. Fue la primera vez desde la época de
la Iglesia Primitiva que el bautismo del Espíritu Santo fue buscado y hallado. El
hablar en lenguas fue la evidencia inicial. El evangelio completo comenzó a
predicarse en Springs, Missouri, con el bautismo en el Espíritu Santo y la
sanidad divina. W.J. Seymour, hombre de color, ministro ordenado fue otro
siervo de Dios que recibió la experiencia pentecostal y llevó el mensaje a
Calle Azusa, 312, Los Ángeles, Estados Unidos, ahí comenzó un glorioso
avivamiento el 9 de abril de 1906. Mientras Seymour predicaba la gente comenzó
a recibir el bautismo del Espíritu Santo. Se reían, cantaban hasta que parecían
estar llenos de “mosto”. Este avivamiento duró tres años. La gente que llegó
era gente sencilla pero que, llenos del poder de Dios regresaban a sus lugares
de origen para encender el fuego de Dios, formándose pequeños grupos de
predicación que con los meses se convertían en fogosas iglesias pentecostales
El
Concilio General de las Asambleas de Dios de los Estados Unidos, surgió como
resultado del movimiento religioso que tuvo origen a principios del presente
siglo, y que se esparció más tarde con rapidez por todo el mundo.
Una
intensa sed espiritual, en virtud de la cual se llevaron a cabo reuniones de
oración entre grupos de creyentes de distintas denominaciones, fue una de las
características que se evidenciaron a fines del siglo pasado.
Como
resultado de las actividades de estos creyentes, se produjeron avivamientos en
distintos lugares de Estados Unidos y Europa. Caracterizaba a estos
avivamientos un intenso fervor de evangelización y un profundo espíritu de
oración.
Así
mismo, se daba énfasis a los dones espirituales y a sus operaciones, incluso
sanidad divina para el cuerpo y el hablar en otras lenguas, como señal de la
recepción del Bautismo del Espíritu Santo. Hechos 2:4. Predominaba asimismo el
celo misionero basado en la profunda convicción relativa al inminente retorno
del Señor Jesucristo y a la conciencia de la responsabilidad que incumbía a los
creyentes bautizados en el Espíritu Santo, de obedecer el último mandamiento
del Señor.
El
origen del movimiento pentecostal no se puede atribuir a persona determinada
alguna, pues existen evidencias de derramamientos simultáneos del Espíritu
Santo en lugares difer-entes. Un ministro evangélico llamado Daniel Awrey,
recibió el bautismo del Espíritu Santo en su plenitud pentecostal en enero de
1890, en la ciudad de Delaware, estado de Ohio, Estados Unidos de América. Un
grupo de creyentes pentecostales realizó una convención en 1897 en Nueva
Inglaterra. Más o menos en la misma fecha, se produjo un avivamiento en el
estado de Carolina del Norte. En el estado de Tennessee, según declaraciones de
Clara Smith, que fuera posteriormente misionera en Egipto, había para el año de
1900, unas cuarenta o cincuenta personas que habían recibido el Espíritu Santo.
Ese mismo año, se produjo un avivamiento pentecostal entre un grupo de
creyentes de nacionalidad sueca en la ciudad de Moorhead, estado de Minnesota,
cuyos resultados se palpan aun en la actualidad. Las Asambleas de Dios debe su
existencia primeramente al derramamiento del Espíritu Santo, sobre un grupo de
creyentes en la ciudad de Topeka, estado de Kansas, en el año de 1901.
Pequeños
grupos de obreros cristianos, procedentes de este avivamiento, se esparcieron
por los estados de Kansas, Oklahoma y posteriormente Texas. Fue así que se
formaron asambleas de creyentes quienes más tarde se plegaron al Concilio
General. Uno de esos grupos comenzó reuniones en la ciudad de Houston, Texas.
W.J. Seymour, predicador de color perteneciente al grupo denominado “de
santidad”, recibió el mensaje en dicha ciudad, pero antes de recibir el
bautismo del Espíritu Santo fue invitado a predicar las buenas nuevas a un
grupo de gente de color en la ciudad de Los Ángeles, California. Allí presentó
el mensaje pentecostal, de manera que nació la fe en el corazón de los oyentes,
realizándose reuniones de oración de intenso fervor.
En el
mes de abril de 1906, un grupo de creyentes recibió el Bautismo del Espíritu
Santo, en la ciudad de Los Ángeles, acompañado del hablar en otras lenguas. Se
comenzó asimismo la distribución gratuita de una revista, de manera que las
noticias se esparcieron por todas partes.
Numerosos
creyentes, motivados por la sed espiritual viajaron hasta la ciudad de Los Ángeles
a fin de comprobar personalmente lo que ocurría. Muchos de los que observaron
las manifestaciones de carácter divino y las creyeron, se humillaron ante la
presencia de Dios y buscaron recibir el Bautismo del Espíritu Santo. Otros,
endurecieron su corazón y se burlaron. Fue así que mediante la palabra oral y
escrita, las noticias se esparcieron por todas partes. Al mismo tiempo, se supo
que se había producido manifestaciones similares del Espíritu Santo en muchas
ciudades del este y del centro de los Estados Unidos, como También, en el
Canadá, Chile, La India, Noruega y las Islas Británicas. Podemos decir que
mientras se producía un derramamiento del Espíritu Santo, en la ciudad de Los
Ángeles se efectuaban reuniones pentecostales de campamento en la de Ashdond,
cerca de Duxbury, estado de Massachusetts. En ambos lugares los creyentes
experimentaban el Bautismo en el Espíritu Santo, acompañado de hablar en otras
lenguas.
EL
MENSAJE PENTECOSTAL SE ESPARCIÓ CON TAL RAPIDEZ QUE RECIBIÓ EL NOMBRE DE
MOVIMIENTO.
En
virtud de ello, el término “Movimiento Pentecostal” pasó a designar a todos los
grupos que recalcaban la recepción del Bautismo en el Espíritu Santo,
acompañada del hablar en otras lenguas, según inspiración divina. Era
inevitable, sin embargo, que surgieran diferencias de opinión con respecto a
doctrinas y prácticas, porque aquellos que pasaron a formar parte del nuevo
movimiento carecían de autoridad ejecutiva y de organización central que
determinaría la política a seguir.
En
virtud de esta sentida necesidad, la cual era aparente a todos, un grupo de
ministros pentecostales representativos, decidió solicitar la formación de un
Concilio General, según el modelo del Concilio del que se nos habla en el
capítulo 15 del libro de los Hechos, a fin de que unificará y estableciera
normas con respecto a las enseñanzas y prácticas del movimiento.
El
pedido fue elevado por el Revdo. E. N. Bell y un grupo de asociados. El Revdo.
E. N. Bell, ejercía las funciones de director de la revista mensual
independiente denominada, “Word and Witness” (Palabra y Testimonio) que se
publicaba en la ciudad de Malvern, estado de Arkansas. En respuesta a la
solicitud mencionada, el primer Concilio se reunió en la ciudad de Hot Springs,
Arkansas, desde el 2 hasta el 12 de abril de 1914. La mayoría de los que
apoyaron la convocatoria procedían de los primeros grupos pentecostales del
Centro Oeste de los Estados Unidos, más bien que de Los Ángeles.
Asistieron
al primer Concilio unos trescientos ministros y delegados, aproximadamente,
procedentes de iglesias pentecostales independientes de todo el país. La
creación del Concilio no obedecía al deseo de crear un cuerpo eclesiástico que
asumiera la jurisdicción sobre las iglesias pentecostales libres, sino más bien
para estrechar los vínculos de la unidad cristiana y establecer bases bíblicas
para la comunión, trabajo y actividades en favor de la extensión del reino de
Cristo.
2 NACEN LAS ASAMBLEAS DE DIOS DE EL SALVADOR
El
origen del movimiento pentecostal moderno no se puede atribuir a persona
determi-
nada
alguna, pues existen evidencias de derramamientos simultáneos del Espíritu
Santo
en
lugares diferentes.
Los
pentecostales recordamos la noche de la víspera del año nuevo de 1900 como una
de
las
fechas claves de nuestra historia. Fue la primera vez desde la época de la
Iglesia Primi-
tiva que
el bautismo del Espíritu Santo fue buscado y hallado y el hablar en lenguas fue
la Pentecostales de evidencia inicial. El evangelio completo comenzó a
predicarse en Springs, Missouri, con el bautismo en el Espíritu Santo y la
sanidad divina. W.J. Seymour, hombre de color, ministro ordenado fue otro
siervo de Dios que recibió la experiencia pentecostal y llevó el mensaje a
Calle Azuza, 312, Los Ángeles, Estados Unidos, ahí comenzó un glorioso
avivamiento el 9 de abril de 1906. Mientras Seymour predicaba la gente comenzó
a recibir el bautismo del Espíritu Santo. Se reían, cantaban hasta que parecían
estar llenos de “mosto”. Este avivamiento duró tres años. La gente que llegó
era gente sencilla pero que, llenos del poder de Dios regresaban a sus lugares
de origen para encender el fuego de Dios, formándose pequeños grupos de
predicación que con los meses se convertían en fogosas iglesias pentecostales.
PENTECOSTÉS
EN EL SALVADOR
De
aquella explosión espiritual en la calle Azusa y otros lugares, salieron
hombres encen-didos con el poder del Espíritu Santo a diferentes países.
Federico Ernesto Mebius fue uno de estos varones de Dios, que había sentido un
llamamiento especial para ministrar en América Latina. El Hno. ingresó al
territorio salvadoreño en 1906 y comenzó sus operaciones evangélicas en Ciudad
Delgado, luego pasó a Monserrat y finalmente por medio de otros creyentes,
llegó a un lugar que había de convertirse en el Aposento Alto Salvadoreño: Las
Lomas de San Marcelino, Cantón de Coatepeque, Santa Ana, en donde se organizó
la Pri-mera Iglesia Pentecostal.
Este
aguerrido misionero canadiense era el líder que todo lo creía en el Espíritu
Santo y decía que sin el Espíritu, todo era hojarasca y que no hay santidad sin
el Espíritu, y que sólo hay victoria a través del Espíritu Santo. Así creía él.
El Hno.
Federico se casó con una salvadoreña y procrearon 8 hijos, murió en 1945 y sus
restos mortales descansan en el Cementerio de Santa Tecla.El avivamiento de las
Lomas de San Marcelino vino a ser el comienzo de la obra pentecostal en El
Salvador, la que durante unos 15 años no tuvo organización eclesiástica
formal.Incluso no tenían pastores, sino que eran gobernados por un grupo de
ancianos entre los cuales sobresalía un líder; quien a veces se convertía en
caudillo de grupo. De aquel avi-vamiento se formaron grupos siendo los más
sobresalientes: El Congo, Quezaltepeque, El Guayabo, Armenia y otros.
Los
cultos no tenían orden alguno. El que llegaba primero comenzaba a cantar y los
demás que iban llegando se unían al canto. La predicación se hacía entre
varios. Cuando se oraba el Espíritu Santo se derramaba: Había danza, profecía y
manifestaciones del Espíritu Santo. El culto se alargaba hasta pasadas horas de
la noche. A las reuniones de Lomas de Marcelino asistió Francisco Ramírez Arbizú quien habría de
convertirse en figura histórica de las Asambleas de Dios. Entre Arbizú y Mebius
nació una gran amistad.
Mebius
instó a Arbizú a viajar a los Estados Unidos para conocer más de las Asambleas
de Dios y así enseñar a los grupos pentecostales nacionales. Arbizú era dueño
de una zapatería en Santa Ana y como el costo del viaje era elevado él tuvo que
vender su negocio para ir de viaje.
UN VIAJE
HISTÓRICO DE FRANCISCO ARBIZÙ
El Hno.
Francisco Arbizú nos relató: “Llegó a mis manos la revista “Luz Apostólica”,
editada en San Antonio Texas, por Henry C. Ball. En esta revista se veían las
fotografías cuando iban a hacer los bautismos a los ríos como estaban
organizadas las iglesias pentecostales con pastores y misioneros en el norte.
Esto despertó curiosidad e inquietud en mí de que la obra pentecostal de El
Salvador fuera como en el norte”.
“Yo
tenía un taller de zapatería algo fuerte, donde tenía quince operarios y lo
vendí para poder sufragar los gastos de
mi viaje a los Estados Unidos. También colaboraron para mi viaje otros hermanos
pentecostales que tenían interés en el progreso de la obra, siendo el-los:
Anacleto Torres, Crecencio Zalazar y J. Navas. Viajé en el primer recorrido que
hacían los automóviles hacía Guatemala, en el mes de septiembre de 1926. De la
Ciudad de Guatemala viajé a Puerto Barrios y de ahí en un barco bananero a
Nueva Orleans; luego me conduje en ferrocarril a San Antonio Texas”.
“Llevaba
conmigo la dirección del Hno. Henry Ball, a quien le comunique el propósito de
mi viaje, pero él no me dio esperanza alguna.De San Antonio Texas, me vine a la
ciudad de México, sin saber que allí se iba a llevar a cabo una gran
convención; era la décima convención de las Asambleas de Dios de México. David
Ruezca me instó a esperar esta convención, donde habrían oportunidades de
conseguir ayuda. Le conté al Hno. David Ruezca de la obra pentecostal en El
Salvador, y él compartió con otros pastores, de modo que cuando llegó la
convención fue fácil persuadir a los hermanos a ayudarnos”. El Hno. Francisco
regresó optimista a El Salvador.
Para
1927 llegó el misionero Jorge Blaidel a inspeccionar la naciente obra
pentecostal de El Salvador, y junto al Hno. Arbizú visitaron los grupos establecidos,
convocándolos a una reunión en Lomas de San Marcelino, un cantón del Congo, departamento
de Santa Ana; aquí se extendieron las primeras credenciales a los pastores.
Blaidel
regresó a los Estados Unidos y dio su in-forme favorable acerca de las iglesias
“Libres” en El Salvador, y pedía su incorporación a las Asambleas de Dios.
En su
segundo viaje Arbizú es ordenado sin ser bautizado en agua, el 18 de noviembre
de 1927 y da informe del progreso de la obra; aquí se entrevista en San Antonio
Texas con los Hnos. Williams, quienes le hacen preguntas acerca de El Salvador
y dicen estar dispuestos a trabajar en nuestro país por el Señor.
Federico
Ernesto Mebius no se incorporó a las Asambleas de Dios con la llegada de los
misioneros, sino que continúo trabajando con los grupos “libres”. Así varios
hermanos prefirieron trabajar independientemente tomando el nombre de
Apostólicos, Apóstoles y
REUNIÓN
DE PASTORES Y DELEGADOS: LA CONFERENCIA ANUAl
Los
pastores se reúnen una vez al año, junto a los delegados de las iglesias para
tratar los asun-
tos
relacionados con la obra de Dios. También asisten a esta reunión los
Presbíteros de distrito, de zona y el Comité Directivo. A estas reuniones que duran cinco días y que se celebran la
primera semana de enero se les llama conferencias. La primera conferencia se
llevó a cabo en la Ciudad de Ahuchapán en el mes abril de 1930. Se elige primer
Superintendente al Hno. Rafael Williams y Secretario - Tesorero al Hno.
Francisco Ramírez Arbizú. En 1931 la reunión anual de la obra se llevó a cabo
en Santa Ana. En 1933, en Quezaltepeque. De 1934 a 1937 en diferentes lugares.
En 1938, en el cantón El Tinteral, Ciudad Arce.
UNA
IGLESIA MODELO POR MUCHOS AÑOS:
TEMPLO
BETEL, SANTA ANA
Después
de comprar el terreno para el Instituto Bíblico en Santa Ana en 1937, se compró
otro
terreno
anexo de 1300 V2 donde se construyó el hermoso Templo Betel que por mucho tiempo
fue el centro de operaciones de la misión.
Fue la
iglesia modelo de las Asambleas de Dios.Antes de construirse el templo, ya
estaba una pequeña congregación que alquilaba el local para congregarse. Al
construir el templo, ésta congregación vino a estrenar el nuevo local.
Esta
iglesia estuvo muy familiarizada con los estudiantes del instituto. En el
templo se hacían
devocionales
de los estudiantes y las Conferencias Anuales. Hno. Pio Quinto Flores, José
Irene Granados, José Gustavo Galdámez, fueron de los primeros pastores. Hno.
José Fidel Amaya, Abel Cruz, Juan Evaristo Martínez, Cornelio Lemus, Marcos
Amaya son de los siervos que pastorearon el Templo Betel, en los últimos años.
La mayoría de estos siervos formaron parte, por muchos años, del Comité
directivo de las Asambleas de Dios.
APOSENTO
ALTO SALVADOREÑO
El
pentecostalismo en El Salvador tuvo mejor recepción en el campo que en la
ciudad.
Cuando
se convertía un bachiller al evangelio era una gran noticia entre los pastores
de que
un
profesional se había convertido. Al preguntar a los pastores qué profesión u
oficio tenían
antes
que el Señor los llamara nos dicen: Peluqueros, campesinos, obreros,
zapateros(como
el Hno.
Arbizú, fundador), pescadores, artesanos, soldados.
El deseo
de llegar a San Salvador con el mensaje pentecostal fue una gran visión de mis-
ioneros
y nacionales. Se hizo esfuerzos enviando estudiantes con literatura a evangelizar
la
capital. Durante la década de los 40 no se obtuvo resultado alguno sino
conversiones
individuales
y uno que otro grupito aislado que se congregaban.
LOMAS DE
SAN MARCELINO: CERRO VERDE. SANTA ANA
La
carretera que va de Santa Ana a Sonsonate, vía Cerro Verde,,lago de Coatepeque,
tiene
vistas
panorámicas bellas: El volcán de Santa Ana y muchos cafetales. Eñ
Cerro Verde, lu-
gar
turístico donde se construyó el Hotel de la Montaña para atraer turistas
extranjeros. Se
aprecia
el volcán de Izalco en erupción. Los que lo vieron nos cuentan que fue algo
bello.
Dos
kilómetros después de desviarse hacia el Cerro Verde, a 5 kilómetros de hotel
de mon
taña del
Cerro Verde. se encuentran Las Lo-mas de San Marcelino, Cantón de el Congo,
departamento
de Santa Ana. Aquí en la campiña salvadoreña tuvo su origen el avivamiento
pentecostal que llegaría a todos los departamen-tos de El Salvador. Una década
(1930-1940). Las Asambleas de Dios fueron peregrinos en los mesones y casas de
alquiler para sus oficinas
centrales
e Instituto Bíblico. En 1940 ya se encuentra con el edificio propio en la
Ciudad
de Santa
Ana, que se convirtió por 28 años en el centro de operaciones de las Asambleas
de Dios.
OTRO
SALTO: SANTA ANA
La
visión de nacionales y misioneros luego de Santa Ana era llegar a la capital,
San Salvador.
Para
1948 se cuenta ya con la Iglesia de las Asambleas de Dios en calle Concepción,
San
Salvador.
“Elim” es su nombre y por varios años estuvo alquilando local para la
predicación.
Pastores
de ésta iglesia fueron: Froilán Huezo, José Felix Trejo. Un gran paso se da en
San
Salvador
con la compra de un terreno con una casa estilo de campo en la 2º Avenida Norte
Nº 1617,
lugar donde esta hoy el Centro Evangelístico (esto en 1950). Para 1956 la
Iglesia
Elim
cuenta con 35 miembros y 50 personas de asistencia a los cultos. Desde Santa
Ana
viajan
constantemente los obreros para apoyar esta obra. Melvin Hodges, Francisco
Arbizú,
Gustavo
Gáldamez, esperan la llegada de un avivamiento que sacuda a la capital.
El
tiempo de Dios para San Salvador llega en los meses de enero a abril de 1956,
cuando
llega
Ricardo Jeffrey, siervo de Dios, ungido con el poder del Espíritu Santo. La
campaña de
salvación
y sanidad divina se lleva a cabo en la colonia la Rábida donde el poder de Dios
se hace
manifiesto obrando portentosos milagros de sanidad divina. Centenares de almas
aceptan
al Señor Jesucristo como Salvador de sus almas.
Como
resultado de aquella primera campaña que el Hno. Jeffrey llevo a cabo, la
iglesia Elim
quintuplicó
su asistencia y varias iglesias se fundaron en la capital, pudiéndose mencionar
las
siguientes: Barrio Lourdes, Cuscatancingo, Barrio la Vega y Barrio San Jacinto.
Aquella
casita donde predicaba la iglesia Elim fue demolida, pues los hombres de Dios,
líderes
de la obra de aquellos días, tenían visión de que Dios iba a ser algo especial
en San
Salvador.
La idea de hacer de esta iglesita un centro de expansión evangelística para
toda
la
capital persistía en el corazón de los líderes.
Para
1960 se colocaba la armazón de hierro para la construcción de un templo mucho
más
grande.
Estos trabajos eran supervisados por el Hno. Rafael Williams.
El
Presbiterio General acordó, en vista de la fuerza que había tomado la iglesia
Elim, nombrar
un
pastor que fuera un misionero estadounidense. Esta decisión trajo el
rompimiento de la
iglesia.
De 400 miembros quedaron solo 150 miembros. El resto de hermanos siguió a su
pastor
anterior, Hno. Felix Trejo, quien siguió predicando en un local alquilado.
Por 8 meses
Gilberto Marrero pastorea la congregación hasta que en noviembre de 1960
toma el
pastorado de la iglesia el Hno. Juan Bueno; pero ahora ya no con el nombre de
Elim
sino con
el nombre de Centro Evangelístico.
3 HABLAN EN OTRAS LENGUAS: GLOSOLALIA
La
Glosolalia - hablar en lenguas por inspiración divina - fue una de las
características de la iglesia
primitiva.
La presencia del Espíritu Santo en el nacimiento y extensión de la iglesia en
los prim-eros siglos fue una experiencia que los nuevos creyentes disfrutaron.
El primer derramamiento
lo
encontramos relatado en el Libro de los Hechos 2:1-4. Luego los creyentes de la
Ciudad de Samaria experimentaron esta bendición. Hechos 8:14-19.
Los
gentiles en la casa de Cornelio fueron también beneficiados con esta
experiencia, Hechos 10:44-48.Por último el Libro de los Hechos capítulo 19:1-7,
nos narra de los discípulos de Efeso, quienes re-cibieron el Espíritu Santo
cuando pablo les impuso las manos.
En tres
de los cuatro casos anteriores, se nota, que al recibir el Espíritu Santo, los
creyentes
hablaron
en lenguas:
“Y
empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”
Hechos
2:4.
“Los oían que hablaban en lenguas” Hechos 10:46. “Y hablaban en lenguas y
profetiza-
ban”.
Hechos 19:6.
En el
transcurso de los siglos esta manifestación espiritual en los creyentes
desapareció,
siendo a
fines del siglo pasado y principios de éste, que Dios restablece pentecostés,
habi-
endo
derramamientos simultáneos en varias partes del mundo.
En los
Estados Unidos se convocó una convención en la Ciudad de Hot Springs,
Arkansasen 1914. Asistieron 300 ministros y delegados de Los Estados Unidos de
América. que
representaban
algún grupo de hermanos que habían recibido el Espíritu Santo. De esta
convención
nació el Concilio General de las Asambleas de Dios en los Estados Unidos. En
El
Salvador fue en las Lomas de San Marcelino, junto a la carretera que conduce al
Cerro
Verde,
en Santa Ana; donde se originó un derramamiento del Espíritu Santo, en las primeras
décadas
del presente siglo; dando origen a la primera iglesia Pentecostal Organizada de
El
Salvador:
Las Asambleas de Dios (1930).
Hoy,
después de mas de 70 años de predicar el
evangelio completo, las Asambleas de Dios
cuentan
con mas de 1200 iglesias extendidas en los 14 departamentos de El Salvador . En
la
actualidad se sigue dando énfasis a la experiencia pentecostal de los nuevos y
antiguos
creyentes
en el hablar enotras lenguas y en las manifestaciones de los dones
espirituales.
Estos son
manifestados en los servicios de adoración, vigilias y actividades espirituales
de
las
iglesias en todo el país.
Compartimos
con los lectores la experiencia de recibir el bautismo del Espíritu Santo, con
la señal
inicial de hablar en otras lenguas, según lo relatan los siguientes hermanos:
“Me
encontraba orando con las hermanas cuando comencé a sentir que se me dormían
los pies
de una manera extraña, a pesar de ello sentí que era algo agradable lo que me
estaba
sucediendo: el hormigueo me fue subiendo hasta la cintura, a los hombros y
luego
a la
cabeza. Se me durmió la lengua, pero no hablé otras lenguas. Nos levantamos de
orar
y seguía
el mismo hormigueo. Me dirigí a mi casa y cuando llegué, todavía lo mismo, mo-
mento
después todo pasó y no volví a sentir esa sensación. Un día viernes en que el
Hno.
Francisco
Repreza, mi pastor, iniciaba una hermosa vigilia, recuerdo que desde que entre
a
la
capilla comencé a sudar y a llorar, en el segundo culto de la vigilia no me
sucedió nada,
sino
hasta el tercer culto: Me hinqué a orar porque algo comenzó a llenar mi vida.
Me ar-
rodillé
postrado en tierra y lloré con todo el corazón. Una cosa extraña sucedió: Todo
mi
cuerpo
comenzó a hormiguear y me temblaban los pies. Quise detener ese temblor con
las
manos y el temblor se me pasó a las manos, y luego me tembló el hombro mientras
yo
decía:
“Gloria a Dios”.
La
lengua se me durmió totalmente y comencé, por primera vez a hablar en otras
lenguas,
de una
manera sobrenatural como nunca lo había hecho.
“Recuerdo
que eran casi las cuatro de la mañana cuando me levanté; todavía sentía lo
mismo
y al
salir de la vigilia continuaba llorando de manera que sentía que no ponía los
pies sobre la tierra. No podía cantar los coros o ponerme a orar y comencé a
danzar hasta sudar y mojar
toda mi
ropa. Tenía visiones a montones y en mí se desarrollaba el don de la sabiduría:
El
discernimiento
del Espíritu. Desde ese día siempre he tenido experiencias con el Espíritu
Santo.
he visto en mi ministerio manifestarse los dones del Espíritu Santo, y creo que
no
fueron
los ayunos los que me hicieron sentirlo, sino que Dios en su gran
misericordia”.
Israel
Gutiérrez
“Llegué
al templo muy temprano y comencé a orar con la familia del pastor mientras más
hermanos
seguían llegando de repente, vino una cosa caliente que sentí que la casita de
oración
era como un horno, pero era algo agradable en aquel lugar. En ese momento, la
esposa
del pastor, una señora muy consagrada al Señor; comenzó a danzar de rodillas
hasta
el altar
donde me encontraba orando, ella impuso las manos sobre mi cabeza y me
estremecí
por la
forma en que sentía la presencia del Señor. Luego vi que del techo se
desprendió una
bola de
fuego, que literalmente bajaba hacia mi cabeza. En ese momento me levanté y fui
afuera
porque sentía temor. Yo no sabía cual era verdaderamente la experiencia de
hablar
en
lenguas y esa noche solo fue de llorar en el culto.
Después
que terminó el culto, platiqué con el pastor y su esposa y les conté lo que
había
pasado
en mi vida; ellos me dijeron que estaba siendo ungido y que no me hubiera le-
vantado,
sino que hubiera seguido clamando. Ya en mi casa quise volver a llorar y poder
recibir
al Espíritu Santo. Nuevamente el domingo llegué dispuesto a recibir el Espíritu
Santo
teniendo
una verdadera orientación, pero no pude lograrlo. El día lunes de oración clamé
al
Señor y
unos hermanos pusieron sus manos en mí y volví a sentir aquel ambiente
agradable,
de
repente salían palabras extrañas de mi boca y fue una alegría, sentí fuerzas
para seguir
adelante.
Fue en ese momento donde sentí el impulso de salir a la obra…”
Pastor
de Guazapa.
“Estaba
confiado y pensaba que iba a predicar un buen sermón esa noche. Habían muchos
hermanos
y amigos esa noche. Llegó el momento del mensaje. Oraron por el mensaje y
luego me
entregaron el púlpito. Todavía tenía el sermón en mi mente, pero tuve una gran
sorpresa
esa noche; solo di tres pasos hacia el púlpito y esa fue la distancia
suficiente para
olvidar
todo.
Cuando
llegué al púlpito no llevaba nada en mi mente, me afligí mucho porque la gente
esperaba
el mensaje y yo no tenía nada, ni siquiera el texto base para mi sermón. En ese
instante clamé al Señor y le pedí perdón por mi actitud. Dios mismo me enseñó
al texto
y
comencé a predicar. Yo decía palabras que no estaban en mi mente. El Espíritu
Santo
hablaba
por mí y la iglesia confirmaba todo lo que decía. Había mucha conmoción por mis
palabras.
Cuando habían transcurrido unos cinco minutos, el Espíritu Santo me llenó:
Sentí
como una
carga eléctrica en todo mi cuerpo, sentía que mi lengua decía palabras como si
se había
enredado y comencé a hablar en lenguas y recibí el bautismo en el Espíritu
Santo.
Por
momentos decía bien y podía controlar las palabras, y por momentos no. Cuando
el
Espíritu
Santo me dejó en mi estado normal, me di cuenta que había predicado más de
cuarenta
minutos. Quedé muy satisfecho, porque la iglesia recibió el mensaje que Dios
tenía
para esa noche. Esto sucedió el mes de marzo de 1962.
Jorge
Alberto Fuentes
Esta
experiencia tan singular y especial, también es para usted recordemos las
palabras del
Señor
“Porque para vosotros es la promesa (el Espíritu Santo) para nuestros hijos, y
para
cuantos
el Señor vuestro Dios llamare…Busque ser lleno del Espíritu Santo, y entonces
no
será el
mismo creyente, será un cristiano de poder y fiel testigo del evangelio.
.
BAUTISMOS
EN EL ESPÍRITU SANTO EN CAMPAMENTO JUVENIL
Fuimos
al campamento en Garita Palmera. Estuvo muy bendecido. Varios recibieron la
promesa
y hablaron en otras lenguas. Estuve a punto de recibirla. Salimos agosto 3.
Llegamos a las siete y media de la noche. Estaban carretas esperándonos para
llevar las maletas. Nosotros nos fuimos a pie. Salimos a la playa bien mojados
pues se vino una tormenta fuerte. Caminamos y caminamos por la playa; parecía
que nunca lle-garíamos. Alguien gritó: ¡debemos orar! Y allí en la playa, bien
mojados, oramos de rodillas.
Pedíamos
se calmara el agua. Podíamos vernos los rostros unos con otros sólo cuando un
rayo
caía y alumbraba la playa y a todos los hermanos. Empezamos a sentir la
presencia del
Señor en
una forma maravillosa desde la primera oración. Luego seguimos caminando. Ya
el frío
se dejaba sentir. Mis dientes sonaban como maracas por el frío. Mis zapatos
llenos de
agua.
Alguien dijo: ¡aquí es! ¡Qué descanso! Las maletas ya se encontraban allí pero
mojadas.
Mi
hamaca se mojó por lo que tuve que dormir en la arena. Llegaron los otros
hermanos
que
venían detrás de nosotros y como pudimos amanecimos.
A pesar
de todo no sentimos rendimiento. Hicimos el culto matutino en la playa a las
seis
de la
mañana. Desayunamos. Después las clases: Relaciones Humanas, Espíritu Santo,
Noviazgo
Cristiano, Sexo, etc. Por la tarde nos
quedaba libre para bañar, jugar fútbol, ir a
navegar
o dormir. Sinceramente yo creí que el Espíritu Santo no se iba a manifestar al
ver
la
alegría juvenil, pero fue al contrario. ¡Qué bendición! En el culto de la noche
comenzó a
dirigir
Tenorio y él llegó un momento cuando ya no pudo seguir hablando pues cayó ar-
rodillado
ungido de la presencia del Señor. De ahí para allá el Espíritu Santo tomó el
tiempo
y
comenzó a bautizar a los jóvenes. Era un día de pentecostés. Me imagino como
cuando
los
apóstoles recibieron esta bendición en el Aposento Alto según Hechos 2. Unos
lloraban,
otros
gritaban de alegría. Algunos quedaron en la presencia del Señor tirados en la
arena.
Todo era
alabanza y adoración. Nos dormimos esa noche a las 12 ó 1 de la mañana. Fue una
noche
gloriosa parecía como que fuéramos locos en aquella gritería. Dice la Biblia
que las
cosas de
Dios son locura a los que se pierden. En las dos noches siguientes el Señor
siguió manifestándose en una forma maravillosa. La última noche fue la fogata:
se hizo un fogón
y todos
los campistas estabamos alrededor. Cada uno pasó a dejar un pedazo de madera
en señal
de que nos queríamos consagrar a Dios. El fuego representaba el Espíritu Santo
quemando
nuestras vidas. El sábado regresamos con las maletas en las carretas y nosotros
por la
playa.
Realmente
fue algo maravilloso ver cuántos jóvenes (iban dos buses) no hablaban de otra
cosa si
no era del poder de Dios.
El
domingo por la mañana fue una gran sorpresa cuando estábamos todos en el
devocional
en el
Centro Evangelístico. El culto se desarrolló lo normal sintiéndose la dosis
especial que
los
jóvenes tenían el poder de Dios. Cuando el predicador, Hermano Cristóbal
Ramírez, iba
a
comenzar la introducción de su sermón muchos jóvenes comenzaron a bajar del
balcón
y se
iban a orar al Aposento Alto, cuarto especial para orar. A Medida que iban llegando
al
Aposento Alto, se iba oyendo aquella bulla. El
Predicador dijo: “. . .realmente yo no soy
quien va
a impedir la bendición de Dios, ya no sigo el mensaje y los que quieren ir a
orar
con los
jóvenes, vayan. . .” Hasta allí llegó el
Culto Devocional y algunos se levantaron para
orar en
el Aposento Alto y otros se fueron al altar. Muchos recibieron el poder de Dios y
hablaron
en otras lenguas según el Espíritu Santo les daba que hablasen. Pasaron varias
horas y
la gente orando. Muchos salieron sin poder hablar pues se enronquecieron. ¡Dios
Guardado
Garita
Palmera-Playas- Ahuachapán. 1971
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